Teatro La Latina

La Latina

Teatro La Latina
Plaza de la Cebada, 2.
28005 Madrid
Tel. 91 365 28 35
Para comprar entradas por teléfono: 902 488 488



En lo que había sido un barracón de madera en la plaza de la Cebada, se construyó un discreto teatro, proyectado por Pedro Muguruza y costeado por el anticuario Juan Lafora.

Al igual que otros locales de su índole y antes de pasar definitivamente a cinematógrafo desde 1919 (en que es remodelado como salón de cine), se había dedicado al arte dramático, combinándolo en algunas sesiones con las proyecciones de películas. Una costumbre habitual en la Latina era la de rifar regalos y entregar juguetes a los niños, sin duda para atraer a sus padres.

Las primeras exhibiciones cinematográficas en el Teatro de la Latina tuvieron lugar a partir de 1907,año en que aparecerá entre los cinematógrafos de la tarifa 2ª de la contribución industrial, cotizando por este concepto desde el mes de mayo, en que abona 216,31 pesetas por el cambio de patente de teatro a cinematógrafo. A partir de este momento aportará al erario público el 0,75% de la recaudación, que ascendió a 54.667,30 pesetas por 563 funciones dadas durante los meses de agosto y septiembre de 1907.En 1908, la recaudación se cifrará en 71.359,70 pesetas por 286 sesiones entre enero y marzo, para no volver a aparecer en las listas de los cinematógrafos.

Hasta noviembre de 1911 no habrá más referencias de proyecciones en el Teatro de la Latina. En las sesiones de las 4 de la tarde y las 8 de la noche, las cintas ocupan el escenario aunque, por exigencias de la programación dramática, a partir de enero el pase de la noche se retrasa una hora. 48 En la temporada de primavera, las proyecciones se convertirán en el plato fuerte de las funciones; incluso se anuncia como reclamo la exhibición "de películas exclusivas para este teatro". Después de la temporada veraniega de 1912, el cinematógrafo desaparece de la cartelera de este local y no volverá hasta que, posteriormente, sea remodelado el salón.

El cambio se produce durante 1918, cuando la sala es acondicionada para exhibiciones cinematográficas. Se instalaron dos proyectores de la marca imperator, y se contrato una orquesta que interpretaba, simultáneamente a la proyección de las películas,"magníficos conciertos de obras clásicas y de actualidad".

En el mismo solar del actual Teatro de la Latina, antes de llevarse a término el proyecto de Pedro Muguruza, existieron dos propuestas más para sendos barracones: uno de Carlos Luque con un diseño de la fachada muy modernista, perfectamente encajado en el Art. Nouveau, que nunca se llegó a construir por las consideraciones estéticas de la corporación municipal y por el incumplimiento de las normas de seguridad; y otro de Fernando García Calleja, diseñado durante 1905 para proyecciones cinematográficas que aún conservaba la tradicional distribución de la sala para espectáculos de variedades con una fila de palcos frente al escenario, y cuartos para artistas. La decoración exterior e interior, tal y como quedaba reflejada en los planos de la fachada y el salón, también hacia clara referencia a un Art Nouveau que comenzaba a ponerse en boga dentro de la arquitectura madrileña de estos años.

LOS CINEMATÒGRAFOS DE LA LATINA

Antes de erigirse el Teatro de la Latina, al que hizo referencia anteriormente, en el mismo lugar y durante 1906 estuvo instalado un cobertizo cerrado de 225 m2 que diseño el arquitecto Mauricio Calvo, para dedicarse a "cinematógrafo y espectáculos análogos".

El barracón tenia fachada, por un lado, a la calle de Toledo y, por otro, a la plaza de la cebada. Constaba de tres ambientes:

* Un vestíbulo de 2x9 metros que incluía una sala de espera, un despacho de billetes y una cabina.
* Un salón que admitía 150 localidades de general en bancos de madera y 70 sillas de preferente.
* Un pequeño escenario de 3x5 metros.

Como venia ocurriendo con los proyectos que se presentaban para cinematógrafos en el centro del casco urbano, el de la Latina también sufre las disconformidades del arquitecto municipal, aunque reconoce que el solar reúne las condiciones para la instalación, y de la junta de teatros. Esta comisión alega los posibles molestias al vecindario, el retraso que supone para la urbanización de la zona, el afeamiento de la ciudad y el peligro para las construcciones inmediatas. A pesar de tanta oposición, se consiente su levantamiento siempre y cuando no se dedique a otro espectáculo que no sea el cinematógrafo y cumpla con la normativa vigente.

Al concederse la licencia de apertura, el arquitecto de la zona impone las siguientes cláusulas: que el propietario se comprometa a desmontar el cine sin exigir indemnización del Ayuntamiento y no presentar reclamación cuando se acuerde remeter la valla por ambas calles para el alineamiento oficial de las fachadas.

El 21 de febrero de 1906 se abonan los derechos municipales, y el 23 el Salón de la Latina aparece por primera vez reseñado en la prensa. Las sesiones tendrán lugar todos los días desde las 7 de la tarde hasta las 12 de la noche, y los domingos y festivos habrá maitines a las 10 de la mañana, estableciéndose los jueves como día de moda. Pese a la negativa oficial, se ofrecerán otro tipo de espectáculos. Aunque no se determinen en la prensa.

Como la licencia era provisional por seis meses y en los periódicos no vuelve a anunciarse después de la primera nota, es posible que desapareciera al concluir dicho plazo.

Para la inauguración "del nuevo y suntuoso cinematógrafo enclavado en el barrio más popular de Madrid a tres minutos de la puerta del Sol, donde todos los tranvías que van a la plaza de la Cebada tienen parada en la puerta" se contrató el programa Ajuria, "formado por películas de plena distinción y gran movimiento escénico". En el nuevo salón era posible "por precios económicos verse las mejores películas que se ofrecen hoy en Madrid".

El 18 de enero de 1919, se abría el cinematógrafo de la Latina con un rotundo éxito: "El numeroso público que llenaba, tributaba unánimes elogios por la comodidad, elegancia y buen gusto". Por su pantalla, durante todo el año, al igual que en la temporada de 1920, desfilaron los grandes artistas de la época, Charlot, la Bertini, etc... Con ello pasó a ser, dentro de su carácter popular, uno de los cines mas importantes del momento.


El teatro se encuentra en el barrio de La Latina, es un acogedor enclave, cercano a Sol, que comprende parte del Madrid antiguo. En este vecindario y sus aledaños podemos encontrar los vestigios de lo que fue la cuna de la ciudad.

En esta parte de la ciudad que consideramos una de las más hermosas, existen numerosos mesones para ir de tapas. Conviven extraños lugares para alojarse, como algunas pensiones antiguas y muchos lugares para la vida nocturna.

Es una zona monumental en su conjunto coronada por algunas hermosas iglesias y acompañada siempre por un ambiente de barrio muy auténtico.

Se encuentra también muy cerca del madrileño 'Rastro', el mercado del todo un poco, que se celebra los domingos alrededor de Ribera de Curtidores.

Es una de las zonas con mayor personalidad de la ciudad, no obstante se corresponde con el espacio que configuró el primer recinto urbano de Madrid en la época Medieval, que estuvo rodeado por una muralla de la que todavía hoy quedan vestigios. Dicha cerca era una herencia de la época musulmana, los condicionamientos geográficos hicieron que Madrid fuese un lugar elegido por los árabes como fortaleza avanzada para la defensa de todo el Valle del Tajo y de Toledo.

En la muralla había una serie de puertas que daban a los caminos más importantes, con el tiempo estos caminos se irían convirtiendo en las calles que vertebran la ciudad. La delimitación del barrio es confusa debido a lo enrevesado de sus calles, pero podemos decir que está entre la calle Toledo y la calle Bailén y desde la Puerta de Toledo hasta (y aquí nos tomamos alguna libertad) la calle Mayor.